Dietas de moda
En lo que refiere a las dietas y al cuidado de la
salud, al igual que en muchos otros aspectos de la vida, no todo lo que brilla
es oro…
Son
numerosos los intereses económicos que giran en torno al adelgazamiento, ya que
moviliza enormes sumas de dinero avocadas, supuestamente, “al servicio de la
salud”. Los diversos métodos de adelgazamiento publicitados y promocionados, en
ocasiones desvergonzadamente, proponen conductas que van desde lo
aceptablemente lógico a lo irreversiblemente irreal y mágico. Las tandas
publicitarias televisas muestran píldoras, alimentos en polvo y dietas que
prometen lograr bajar de peso en pocos días, sin realizar ningún cambio en la
dieta habitual, ni realizar ejercicio de ningún tipo; alcanzando una figura
ridículamente esbelta en unos pocos días. Estos productos no sólo promueven lo
imposible y representan una sustancial pérdida de tiempo y dinero, sino que
también pueden constituir un grave riesgo a la propia salud.
Se
las puede llamar “dietas de moda” debido a que son prácticas alimentarias
populares de carácter transitorio, que carecen de respaldo científico y
prometen resultados increíbles en poco tiempo, sin demandar sacrificios de
ningún tipo. Con el objeto de evitar caer en engaños publicitarios, es útil
conocer las más comunes dietas de moda, recordando siempre que: “si parece
demasiado bueno para ser cierto, muy probablemente… no lo sea”.
Dieta Atkins
Restringiendo
el consumo de hidratos de carbono y promoviendo el consumo excesivo y casi
exclusivo de proteínas, esta dieta fue inmediatamente cuestionada por la
comunidad científica tras su publicación. No tardó en demostrarse que aumenta
el colesterol y el riesgo cardiovascular (entre otros). Más aún, no aporta
cantidades suficientes de minerales y vitaminas y puede provocar efectos
secundarios tales como fatiga y calambres.
Monodietas
Este
tipo de dietas hace hincapié en el consumo exclusivo de tipos particulares de
alimentos, afirmando que éstos tienen propiedades capaces de aumentar el
metabolismo, es decir, permitir al cuerpo quemar más calorías en forma más
rápida y eficiente. Sin embargo, no se ha demostrado que un determinado
alimento por sí mismo promueva la pérdida de peso. Estas dietas no son
recomendables debido a que son
incompletas (lo cual es bastante obvio al forzar al individuo a alimentarse a
base de un único alimento). Además, no promueven ningún cambio en la conducta
alimentaria, lo cual es, en definitiva, el objetivo final de toda dieta bien
planificada.
Dietas hipocalóricas
Contienen
menos de 800 Kcal/día y son la base de libros y programas de dietas
comerciales. Si bien no se restringe la variedad de alimentos, sí se restringen
excesivamente las porciones. El problema, entonces, radica en que estas dietas
se tornan insostenibles en el tiempo, pudiendo incluso provocar el temido
“efecto rebote”, recuperando el individuo el peso que pudo haber perdido tras
semanas de nutrirse inadecuadamente.
Dieta Scardale
Esta
dieta propone un plan alimentario específico y riguroso que debe seguirse por
14 días exactamente. Pasadas las dos semanas, sigue un período de otros 14 días
que permite mayores libertades nutricionales con ciertas restricciones. Si bien
puede permitir una cierta pérdida de peso, esta pérdida se deberá únicamente a
la baja ingesta calórica que promueve y no a la dieta propiamente dicha.
Además, el peso perdido será mayormente por pérdida de líquidos y se lo
recuperará prontamente. En última instancia, esta dieta falla en cambiar
positiva y definitivamente la conducta alimentaria.
Fórmulas dietéticas
Consisten
en reemplazar las comidas por un preparado comercial (en forma de batido,
píldoras y barras, entre otras) de bajo contenido calórico. Estos preparados contienen
grandes cantidades de fibra, la cual genera saciedad y reduce el apetito. Sin
embargo, estos preparados no pueden, bajo ningún pretexto, sustituir la ingesta
de alimentos naturales en proporciones y cantidades adecuadas. Entre los
problemas más graves que esta dieta puede ocasionar, se encuentra la
disminución de la capacidad de absorción de nutrientes a nivel intestinal.
Para
evitar ser víctima de una fraudulenta dieta de moda, es necesario, ante todo,
informarse adecuadamente. Si una dieta promete resultados increíbles en plazos
excesivamente cortos, sospeche. En ciertos casos, algunas dietas pueden
permitir bajar realmente de peso, pero de formas peligrosas y solamente
temporales. Asimismo, sospeche de dietas que se promocionan mediante promesas
de comer todo lo que uno desee, sin necesidad de realizar ejercicio físico.
Recuerde que la pérdida sostenida y duradera de peso es un proceso que requiere
de dedicación y compromiso, los dos pilares básicos para el éxito de cualquier
tratamiento. Las soluciones mágicas, por triste que sea, no existen. Por otro
lado, jamás reemplace la opinión de profesional especializado del ámbito de la
salud por el “consejo” de “gurúes” y demás personalidades excéntricas de
publicidades televisas, ya que, cuando el comercio interfiere con el cuidado de
la salud, la salud raramente sale beneficiada.
LICENCIADA
EN NUTRICION
ADRIANA
S.MANNARINO
M:N.5747-M:P.1617
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