El peso de un
individuo es, sin lugar a dudas, la medición más utilizada y representativa de
las condiciones de salud nutricional. Sus variaciones extremas se relacionan
con patologías nutricionales clásicas, como son la desnutrición y la obesidad.
A diferencia de lo que comúnmente se cree, existen distintos tipos de peso
desde un punto de vista nutricional. Desde el momento en que se efectúa la
primera medición del peso al comenzar con el tratamiento nutricional
pertinente, la relación entre dicha medición inicial y la evolución del estado
nutricional del paciente deriva en la distinción de distintos pesos. La
contemplación exhaustiva de los distintos tipos de pesos permitirá al
nutricionista conocer más sobre la constitución corporal y el metabolismo del
paciente, pudiendo así brindar un tratamiento óptimo. Se describirán brevemente
a continuación, algunos de los tipos de peso existentes.
Peso actual: es el peso que posee el
paciente al momento de realizarse el diagnóstico. Se trata de una medición que
permite calcular la masa corporal total, pero no arroja datos sobre la
constitución corporal, los cuales son imprescindibles para todo tratamiento
nutricional.
Peso habitual: es el peso que el paciente
ha mantenido por más tiempo. Según el caso particular, el peso habitual puede o
no ser saludable. Por ejemplo, para una persona que ha convivido con un cierto
sobrepeso durante toda su vida, su peso habitual será poco saludable.
Peso ideal: es aquel que figura en las
tablas de peso-talla. Se encuentra relacionado con el sexo, la talla y la
contextura. Es el peso que en general se tiene a los 20 años, si nunca se ha
tenido sobrepeso y permite definir tres tipos de contextura física: chica,
mediana o grande. La contextura es la relación existente entre el largo y el
ancho de los huesos. Puede obtenerse a partir de mediciones de la
circunferencia de la muñeca, la cintura o los tobillos, regiones donde pueden
obtenerse diámetros óseos sin influencia de otros tejidos.
La fórmula de la contextura es:
El
valor obtenido puede compararse con la siguiente tabla para saber en qué
categoría se encuentra su contextura:
Contextura
|
Hombre
|
Mujer
|
Pequeña
|
>
10,4
|
>
11,0
|
Mediana
|
9,6
– 10,4
|
10,1
– 11,0
|
Grande
|
<
9,6
|
<
10,1
|
Peso posible: el peso posible contempla
no sólo sexo, talla y contextura sino también otros dos factores más: la edad y el tiempo que el individuo lleva de sobrepeso
(de existir sobrepeso). Es el peso al cual una
persona adulta con cierto sobrepeso
puede aspirar dentro del rango de lo saludable y sustentable en el tiempo.
Llegamos a
ese peso agregando al peso de toda persona mayor de 20 años:
Ø
1 kg por cada 10 años de vida por encima de
los 20 años.
Ø
1 kg por cada 10 kg de sobrepeso.
Ø
1 kg por cada 10 años de sobrepeso.
Ø
Si el peso del individuo está por arriba de
los 100 kg, agregamos 2 kg por cada 10 kg de sobrepeso.
En resumidas
cuentas, un tratamiento nutricional óptimo contempla múltiples mediciones con
el objeto de conocer cómo está constituido y cómo responderá el cuerpo frente a
diversas situaciones.
Es importante
señalar la diferencia entre peso ideal y peso posible, previniendo a todos los
que busquen cambiar su cuerpo sobre los peligros de perseguir el peso ideal. En
nuestra sociedad moderna, lamentablemente, los medios de comunicación se
esfuerzan por imponer cánones de belleza completamente ridículos, mostrando
cuerpos irreales modificados mediante técnicas digitales para parecer aún más perfectos.
Dicha manipulación de la imagen degenera en la frustración de quienes buscar
alcanzar lo físicamente imposible, exigiéndose hasta comprometer su propia
salud. Para quien ya no tiene 20 años y desea bajar de peso, el peso posible
(no el ideal) debe ser su meta.
Pautas a
tener en cuenta para bajar de peso
El
mejoramiento de la salud y la consecuente mejora de la calidad de vida mediante
la pérdida de peso es un proceso que requiere de un alto grado de compromiso
personal. Consta de 3 etapas fundamentales, cuyo estricto seguimiento permitirá
obtener óptimos resultados:
Concientización. Tomar conciencia de que la
mala alimentación constituye un serio problema, y que, de no modificar los
malos hábitos alimentarios, se deberá enfrentar las repercusiones negativas
sobre la salud general y el deterioro de la calidad de vida.
Habiendo concientizado sobre el grave
problema, dedicarse a cambiar los aspectos deficitarios e inadecuados de los
hábitos alimentarios. Un plan nutricional personalizado le permitirá
alimentarse de acuerdo a sus requerimientos nutricionales particulares, ritmo
metabólico y contextura física particulares.
Incorporación del ejercicio como una práctica
habitual. La realización de actividad física en forma regular y debidamente
supervisada por personal capacitado es imprescindible para mantener la buena
salud y sentirse bien. Tenga en cuenta que toda persona, independientemente de
la edad, sexo o estado físico actual, puede y debe realizar algún tipo de
actividad física acorde a sus condiciones particulares.
LICENCIADA EN NUTRICIÓN
ADRIANA S. MANNARINO
M.N:5747
- M.P:1617
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